Gowthami Bainaboina1*
La meningitis es un síndrome clínico caracterizado por la inflamación de las meninges. La causa más común de inflamación meníngea es una infección bacteriana o viral. La mayoría de los casos de meningitis bacteriana se localizan en el dorso del cerebro; sin embargo, en ciertas condiciones, la meningitis puede concentrarse en la base del cerebro, como en el caso de las enfermedades fúngicas y la tuberculosis. La meningitis bacteriana debe ser la primera y más importante consideración en el diagnóstico diferencial de pacientes con dolor de cabeza, rigidez de nuca, fiebre y estado mental alterado. La meningitis bacteriana aguda es una emergencia médica y las demoras en instaurar una terapia antimicrobiana efectiva resultan en un aumento de la morbilidad y la mortalidad. La decisión de obtener una tomografía computarizada cerebral antes de la punción lumbar no debe retrasar la instauración de una terapia antibiótica; tal demora puede aumentar la mortalidad. La meningitis piógena, también conocida como meningitis bacteriana, es una enfermedad infecciosa del sistema nervioso central potencialmente mortal que afecta las meninges, con tasas elevadas de mortalidad y discapacidad. Tres bacterias (Haemophilus influenzae, Streptococcus pneumoniae, Neisseria meningitidis) representan la mayoría de los casos [1,2]. Las neuroimágenes permiten identificar afecciones que pueden predisponer a la meningitis bacteriana, por lo que están indicadas en pacientes con evidencia de traumatismo craneoencefálico, infección de los senos paranasales o de la mastoides, fractura de cráneo y anomalías congénitas. Además, los estudios de neuroimágenes se utilizan habitualmente para identificar y controlar las complicaciones de la meningitis, como la hidrocefalia, el derrame subdural, el empiema y el infarto, y para descartar el absceso parenquimatoso y la ventriculitis.