Señorita Nuthalapati*
La tomografía Doppler (US) ha permitido la investigación no invasiva de la hemodinámica portal y visceral. Por lo tanto, varios investigadores han intentado evaluar la hipertensión maligna con Doppler en pacientes con enfermedad hepática. En particular, cualquier técnica Doppler que pudiera ser un sustituto aceptable para la evaluación invasiva de la hipertensión maligna, como la medición del gradiente de presión arterial visceral (hvpg), sería extremadamente fascinante. Sin embargo, en la actualidad, tanto la calidad clínica como el precio del Doppler en la evaluación de la hipertensión maligna siguen sin resolverse. Los índices Doppler que se utilizan habitualmente para el diagnóstico de la hipertensión maligna incluyen la medición del flujo sanguíneo portal y esplénico y el índice resistivo de las arterias esplénica, hepática y del peritoneo superior. Sin embargo, estos índices sufren una falta de fiabilidad y precisión debido a la variabilidad intra e interobservador y la variabilidad entre equipos. La ondulación Doppler de la vena en sujetos sanos suele ser trifásica (dos ondas negativas y una onda positiva) debido a las variaciones de la presión arterial central gracias a la oscilación. Se ha establecido que la ondulación venosa trifásica tradicional se remodela en una ondulación bifásica o monofásica en pacientes con enfermedad hepática. Además, se ha demostrado que una ondulación monofásica se correlaciona con una puntuación alta en la escala Child-Pugh y una tasa de supervivencia baja. Por lo tanto, sería razonable teorizar que las anomalías en la ondulación de la vena están asociadas con el grado de hipertensión maligna. Hasta donde sabemos, se ha realizado un estudio para analizar una posible correlación entre las anomalías en la ondulación de la vena y la gravedad de la hipertensión maligna en pacientes con enfermedad hepática.