La cicatrización de heridas se divide en cuatro fases: hemostasia, inflamación, proliferación y maduración. Cuando la piel se lesiona, nuestro cuerpo pone en marcha una serie automática de eventos, a menudo denominados "cascada de curación", para reparar los tejidos lesionados. Cuando se establece el entorno de curación adecuado, el cuerpo funciona de manera correcta para curar y reemplazar el tejido fatigado.