simona cristina
La biodisponibilidad obstaculiza el descubrimiento de fármacos contra la COVID-19, controlada por radio por la unión in silico La pandemia mundial de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) ha acelerado un auge sin precedentes en la investigación antiviral. En 2020 hasta el 4 de octubre, ha habido más de 70.000 entradas citables en Google con la palabra clave "COVID-19" o "SARS-CoV-2". Sin embargo, un problema preocupante es el aumento exponencial actual de las publicaciones en fitofarmacología basada en la evidencia asociada con la COVID-19, donde la mayoría de las publicaciones informan sobre la unión molecular in silico de fitoquímicos bioactivos contra elementos específicos del virus y del huésped. Los objetivos más destacados son los sospechosos estándar: proteasas del virus, glicoproteínas de la espiga y enzima ARN dependiente del ARN, y catalizador convertidor de angiotensina 2 del huésped. Si bien es cierto que los estudios de unión molecular ofrecen un descubrimiento rápido de fármacos basado en la estructura, los candidatos a fármacos prometedores surgen únicamente de evaluaciones in vivo. Actualmente, hay aproximadamente quince mil quinientas entradas citables que respaldan únicamente métodos anti-COVID-19 basados en fitoquímicos.
Si bien la mayoría de esas proyecciones han brindado posibilidades interesantes, el enigma de la biodisponibilidad oral de los fitoquímicos impide el uso de la mayor parte de ellos para una estrategia terapéutica eficaz contra el síndrome metabólico agudo grave por coronavirus 2 (SARS-CoV-2). La biodisponibilidad puede ser un indicador sustituto de la bioactividad.