Revista Internacional de Salud Mental y Psiquiatría

Litio: implicaciones para la neuropsiquiatría y el bienestar

Orestis Giotakos

El litio es omnipresente en el medio ambiente y probablemente un oligoelemento esencial. Las directrices de las principales asociaciones psiquiátricas mencionan al litio como una terapia de primera línea para el trastorno bipolar. Algunos estudios han demostrado una asociación entre la ingesta baja de litio a través de los suministros de agua y la tendencia suicida, así como la criminalidad. Otros estudios han demostrado que los niveles de litio en trazas tienen capacidades neuroprotectoras o mejoras en el estado de ánimo y la función cognitiva. En animales, el litio regula positivamente las neurotrofinas, incluido el factor neurotrófico derivado del cerebro, el factor de crecimiento nervioso, la neurotrofina-3, así como los receptores de estos factores de crecimiento en el cerebro. Se ha informado que el litio es beneficioso en modelos animales de lesión cerebral, accidente cerebrovascular, esclerosis lateral amiotrófica, lesión de la médula espinal y enfermedades degenerativas. Una amplia gama de respuestas intracelulares pueden ser secundarias a la inhibición de la glucógeno sintasa quinasa-3 beta y la inositol monofosfatasa por el litio. En los seres humanos, el tratamiento con litio se ha asociado con evidencia humoral y estructural de neuroprotección, como aumento de la expresión de genes antiapoptóticos, inhibición del estrés oxidativo celular, síntesis del factor neurotrófico derivado del cerebro, engrosamiento cortical, aumento de la densidad de materia gris y agrandamiento del hipocampo. Muchos hallazgos plantean la cuestión de si la perspectiva de agregar litio al agua potable es realista, sopesando los beneficios y los riesgos potenciales. La mayor parte de la evidencia sugiere que el nivel óptimo de ingesta de litio es mayor que el que la mayoría de las personas obtienen de los alimentos y el agua potable.