Por Ribbing* y Mats Leijon
A modo de ejemplo, el dinero puede dividirse, a grandes rasgos, en dinero legal y dinero ilegal. Tomamos decisiones morales para decidir qué tipo de dinero mantenemos en nuestras cuentas bancarias: legal o ilegal. De manera similar, la energía eléctrica puede dividirse, a grandes rasgos, en energía fósil y energía no fósil. En los mercados desregulados, podemos tomar una decisión moral para decidir qué energía compramos: fósil o no fósil. En este artículo, se cuestiona la “verdad” comúnmente conocida sobre la energía eléctrica y, al hacerlo, se revela la posibilidad de elegir no consumir energía fósil.
Para asegurarnos de que podemos optar por no consumir energía fósil, necesitamos definir una nueva entidad, un nuevo término: el Producto Eléctrico auditado. El Producto Eléctrico no existe sin una auditoría de la producción frente al consumo, por ejemplo, el sistema actual de la UE con Garantías de Origen. Con la ayuda de esta nueva entidad: el Producto Eléctrico, se puede ofrecer una nueva comprensión de cómo se comercializa la energía eléctrica antes de que llegue a nuestros enchufes. Creemos que con esta nueva definición de Producto Eléctrico auditado hemos encontrado una nueva comprensión de la energía eléctrica, que es un producto muy importante que utilizamos prácticamente todos los días.
Sabemos que esta no es una declaración humilde, pero le pedimos humildemente que considere adoptar esta nueva comprensión de lo que significa comercializar energía eléctrica y qué producto eléctrico elige consumir o, mejor dicho, qué energía elige no consumir.