Beth Hands, Helen Parker, Dawne Larkin, Marja Cantell y Elizabeth Rose
Los hombres son sistemáticamente más activos físicamente que las mujeres, independientemente de la edad o la medida. A menudo, esta diferencia hace que las mujeres sean identificadas como poco activas y con riesgo de sufrir malos resultados de salud a largo plazo. En este artículo se ofrece una perspectiva diferente basada en evidencia de muchas fuentes. Los hombres y las mujeres obtienen diferentes beneficios para la salud según el nivel, el modo y la intensidad de la actividad física. Algunas posibles ramificaciones de estas diferencias de género en los beneficios para la salud son evidentes en la prevalencia de enfermedades hipocinéticas a lo largo de la vida y la interpretación de los niveles e intensidades de actividad física medidos. Al centrarse en estas diferencias, este artículo destaca la necesidad de adoptar una visión más divergente de lo que realmente significa el ejercicio y de cómo satisface las necesidades de salud de manera diferente para hombres y mujeres. Identificamos implicaciones importantes para las políticas públicas y las directrices de actividad física.