Christian Goepel, Miklos Szakacs, Nelli Farkas y Balint Farkas
Aunque las técnicas están dirigidas a estabilizar la integridad perdida en el nivel II de DeLancey, ninguna de ellas parecía ser óptima. A pesar de que los abordajes quirúrgicos vaginales que utilizan mallas sintéticas han sido bien establecidos y ampliamente debatidos, nuestro objetivo fue establecer un procedimiento quirúrgico óptimo para disminuir el tamaño de los injertos vaginales implantados. Métodos: En un estudio preliminar prospectivo, se inscribieron 43 pacientes con cistoceles laterales y se les implantó una cinta vaginal de polipropileno/ácido poliglicólico parcialmente absorbible. Los dos puntos finales de las cintas se administraron por encima del ATFP, proporcionando soporte lateral. En el 53% de los casos (23/43) las pacientes también recibieron un TVT, debido a la IUE coexistente. Se realizó un examen de seguimiento seis meses después de la operación. Resultados: Observamos un cambio significativo en los puntos Aa (-0,86 cm ± 0,56 SD a -2,95 cm ± 0,30 SD) y en los puntos Ba (-0,42 cm ± 0,59 SD a -2,65 cm ± 1,04 SD) antes y después de la operación. El 95% de las pacientes a las que se les implantó cinta doble (22/23) presentaron continencia. Durante el período de seguimiento de seis meses no se observó extrusión de malla, dispareunia ni recurrencia. Conclusiones: La implantación de una cinta vaginal es una técnica quirúrgica relativamente fácil y rápida de ejecutar, que puede evitar los abordajes laparoscópicos. El método se puede combinar con la implantación simultánea de TVT en pacientes con IUE. Aunque se requieren más estudios con más participantes para evaluar la efectividad del abordaje.