Las hormonas que se ocupan del desarrollo y la reproducción sexual se denominan hormonas sexuales. Juega un papel vital en el desarrollo de las hormonas sexuales y el bienestar del estado sexual del individuo. En las mujeres jóvenes, las hormonas sexuales se producen entre los 10 y los 14 años, la glándula pituitaria produce la hormona luteinizante (LH) y la hormona folículo estimulante (FSH), que juntas fortalecen la generación de hormonas sexuales por parte de los ovarios. Los ovarios comienzan a crear estrógenos y progesterona que inician los verdaderos cambios que ocurren en la adolescencia.
Las progresiones, conocidas como cualidades sexuales secundarias. Las hormonas sexuales se producen en hombres jóvenes, entre los 12 y los 15 años aproximadamente; El órgano pituitario produce LH y FSH, que juntas potencian la creación de hormonas sexuales. Los testículos comienzan a producir testosterona que inicia el avance de los atributos sexuales auxiliares. En los hombres jóvenes, estos son: la voz se quiebra, se desarrolla vello en la cara y el cuerpo, el cuerpo se vuelve más musculoso, los genitales crean espermatozoides y se liberan.
La importancia de mantener un perfil de hormonas sexuales ajustado y vigoroso como centro hostil al proceso de maduración. Muchos estudios distribuidos relacionan una paridad inadecuada de testosterona y estrógenos (en hombres y mujeres) con la aparición de patologías relacionadas con la edad, como enfermedades de las arterias coronarias, accidentes cerebrovasculares, osteoporosis y fracturas óseas. Sin embargo, para mejorar el estado de sus hormonas sexuales, una estimación exacta y precisa es de vital importancia. Tanto para hombres como para mujeres, las hormonas sexuales (incluida la testosterona, producida por los testículos, y el estrógeno, proveniente de los ovarios) son actores de fuerza en muchas capacidades y prácticas humanas. El dialecto, la comprensión, la motivación y el bienestar varían a medida que cambian los niveles hormonales. Sin embargo, el efecto tiene matices y con frecuencia es ilógico. La testosterona despierta la animosidad en los hombres ávidos de estatus, pero tiene poco impacto en las almas más relajadas. Durante mucho tiempo se ha pensado que el estrógeno mantiene la memoria aguda antes de la menopausia; sin embargo, para las mujeres que comienzan a tomar suplementos de estrógeno años después de experimentar la menopausia, el resultado puede ser problemas de memoria.