Juan P. Barreiros
Las aves evolucionaron muy rápido y son el único grupo de vertebrados que nunca recurrió a la ovoviviparidad. Si bien esto se puede explicar como una presión evolutiva para el vuelo con plumas y un tamaño reducido, su rápida evolución aparentemente causó la desaparición de una proporción significativa de genes. Sin embargo, las tendencias evolutivas posteriores de las aves a dejar de volar y a tener un tamaño corporal mayor no estuvieron acompañadas de un giro "esperado" hacia la ovoviviparidad, algo que se sabe de varios taxones de reptiles (por ejemplo, algunas serpientes constrictoras). Esta imposibilidad se observa particularmente en las aves marinas que no vuelan, de las cuales los pingüinos son sin duda el mejor ejemplo existente, ya que tienen que soportar pérdidas de energía extremas estacionales cuando salen a la orilla para poner huevos. Esta misma limitación fue sin duda la principal causa de la extinción del ave marina más grande del hemisferio norte: el alca gigante Pinguinus impennis. Aquí discutimos por qué el ovoviviparismo es probablemente una imposibilidad para las aves, al tiempo que proponemos líneas de investigación que podrían probar o refutar nuestra visión hipotética y especulativa.