El riesgo para la vida silvestre se refiere a que los animales salvajes que viven en libertad se pueden clasificar en tres grupos principales según criterios epizootiológicos clave: (I) riesgos asociados con el “desbordamiento” de los animales domésticos a las poblaciones de vida silvestre que viven en las proximidades; (ii) Riesgos relacionados directamente con la intervención humana, a través de translocaciones del huésped o del parásito; y (iii) Riesgos sin participación manifiesta de humanos o animales domésticos.