Dado que se prevé que el consumo mundial de energía aumentará un 54% entre 2001 y 2025, la atención principal se ha dirigido al desarrollo de energía neutra en carbono y fuentes sostenibles para satisfacer las necesidades futuras. La reducción de los combustibles fósiles, el deterioro ambiental y la fluctuación de los precios de los combustibles tradicionales han reavivado el interés en el desarrollo de combustibles renovables. Las preocupaciones sobre las emisiones de gases de efecto invernadero, la escasez de energía y el deseo de independencia energética están aumentando el ritmo y la intensidad de la investigación y comercialización de biocombustibles. Los biocombustibles son un sustituto atractivo de los actuales combustibles derivados del petróleo porque pueden utilizarse como combustibles para el transporte con pocos cambios en las tecnologías actuales; también tienen un potencial significativo para mejorar la sostenibilidad y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Los biocombustibles líquidos (es decir, etanol, butanol, biodiesel) o gaseosos (es decir, metano o hidrógeno) se producen generalmente a partir de materiales orgánicos como almidón, semillas oleaginosas y grasas animales o celulosa y biomasa agrícola. Teniendo en cuenta todas las tecnologías recientes en fisiología microbiana, desarrollo de cepas, fermentación y separación de combustibles de baja energía, el biobutanol es la nueva generación de biocombustible verde que es rentable, se quema de manera limpia y mejora la sostenibilidad ambiental. Ya sea que se utilice como combustible de transporte independiente, como aditivo para la gasolina o el diésel, o como aditivo para mejorar las propiedades del etanol, las tecnologías del biobutanol ofrecen un futuro más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.