Markku Cairns
La cardiopatía isquémica es la principal causa de muerte en la población de edad avanzada, y el síndrome coronario agudo representa más del 30% de las muertes. La tasa de crecimiento de la población entre los ancianos ha aumentado drásticamente y seguirá haciéndolo en el futuro. Los ensayos clínicos que investigan los obstáculos y los efectos de las técnicas de tratamiento más invasivas, como la intervención coronaria percutánea (ICP), para esa parte específica de la población han sido escasos en el pasado. Sin embargo, la seguridad, la eficacia y los resultados de la ICP en los ancianos han comenzado a recibir más atención, lo que ha dado lugar a ciertos cambios en los patrones. Los cardiólogos intervencionistas son más reacios a derivar a los ancianos a ICP por diversas razones. La mayoría de estos aspectos difíciles se examinan en esta revisión, incluida la complejidad de las lesiones coronarias, la fragilidad y las alteraciones hematológicas y vasculares. Además, se han introducido tecnologías más avanzadas, como los stents de segunda y tercera generación, en la plataforma de PCI; se han adoptado varios enfoques alternativos, como el abordaje transradial y el uso de bivalirudina en lugar de heparina e inhibidor de GP IIb/IIIa; y se han optimizado varias modalidades de diagnóstico por imagen para evaluar el resultado y el pronóstico de los pacientes con mayor precisión. Varios estudios recientes han demostrado que cuando se utilizan estas tácticas, se obtienen mejores resultados. Esta revisión también analiza las recomendaciones más recientes para realizar PCI en ancianos.