El desafío de la medicina cardiovascular es encontrar una manera de predecir el riesgo de que un individuo sufra un evento trombótico agudo. En las últimas décadas ha habido un interés considerable en encontrar biomarcadores de diagnóstico y pronóstico que puedan detectarse en sangre. De ellas, la proteína C reactiva es la más conocida. Otros, como el ligando soluble CD40, pueden usarse para predecir eventos cardiovasculares. En la actualidad, existen una serie de técnicas de alto rendimiento, como la proteómica, que tienen la capacidad de detectar múltiples biomarcadores potenciales. En un futuro próximo, estos enfoques pueden conducir al descubrimiento de nuevos biomarcadores que, cuando se utilizan con técnicas de imagen, podrían ayudar a mejorar nuestra capacidad para predecir la aparición de eventos vasculares agudos.
Actualmente, el trasplante de células está ganando un interés creciente como medio potencial para mejorar el pronóstico de los pacientes con insuficiencia cardíaca. La suposición básica es que la disfunción del ventrículo izquierdo se debe en gran medida a la pérdida de un número crítico de cardiomiocitos y que puede revertirse en parte mediante la implantación de nuevas células contráctiles en las cicatrices postinfarto. Las células madre de la médula ósea también generan mucho interés, particularmente en pacientes con infarto agudo de miocardio, y actualmente están siendo sometidas a extensas pruebas clínicas. Si bien los estudios experimentales y los ensayos clínicos en fase inicial tienden a respaldar el concepto de que la terapia celular puede mejorar la reparación cardíaca. Sin embargo, las células madre adultas (miogénicas o derivadas de la médula) no logran integrarse electromecánicamente dentro del corazón receptor, lo que exige la búsqueda de tipos de células de segunda generación capaces de lograr este objetivo, que es el requisito previo para una mejora eficaz de la función contráctil.
Existe un uso generalizado de la medicina herbaria en pacientes que padecen enfermedades cardiovasculares. Los beneficios de estos fármacos aún son controvertidos por la falta de evidencia científica. Los productos vegetales como el Ginkgo biloba, el Crataegus y el Ajo son a menudo sustancias recomendadas para pacientes con enfermedades cardiovasculares. Hay muchos datos disponibles sobre estos procedentes de estudios experimentales y clínicos, que lamentablemente no siempre se ajustan a los criterios de la medicina basada en la evidencia.