Sanjay Paudel, Manish Gautam, Manoj Kumar Shah
La inflamación del peritoneo se conoce como peritonitis, que es una afección grave y a menudo mortal en perros y gatos. Puede ser de corta o larga duración, localizada o generalizada, primaria o secundaria, aséptica o séptica. La peritonitis séptica secundaria es la forma más común en perros y gatos, y suele ser el resultado de una fuga de contenido gastrointestinal (GI) de un tracto gastrointestinal comprometido. El tracto gastrointestinal puede verse comprometido debido a la dehiscencia de una herida quirúrgica intestinal, lesiones ulcerativas, lesión intestinal isquémica, herida abdominal penetrante, obstrucción intraluminal, etc. El diagnóstico provisional se puede realizar a través de la historia, los hallazgos físicos, los signos clínicos, la bioquímica y las imágenes diagnósticas, pero para la confirmación, la abdominocentesis es el método de elección. La supervivencia del paciente depende más del diagnóstico y el tratamiento tempranos y oportunos. Para el tratamiento, se necesita la estabilización del paciente en términos de líquidos, dolor y nivel de oxígeno junto con una terapia antimicrobiana de amplio espectro tan pronto como se sospeche que el animal tiene peritonitis. La intervención quirúrgica después de la estabilización del paciente para corregir o eliminar la causa es el tratamiento definitivo para la peritonitis. Para obtener mejores resultados, es necesario un lavado minucioso y un drenaje abierto del líquido peritoneal en caso de peritonitis generalizada, junto con un vendaje abdominal estéril que se cambia dos veces al día o incluso más según la afección. El cierre de la herida se realiza una vez que no haya drenaje de la herida durante al menos 24 horas.