El sedante es una sustancia que induce la sedación minimizando la excitación y la irritabilidad. Algunos sedantes pueden causar dependencia cuando se usan durante un período prolongado. Los sedantes más conocidos son las benzodiazepinas y los barbitúricos.
Los sedantes pueden ser extremadamente adictivos, incluso en personas que los toman bajo supervisión médica. Algunas personas toman sedantes como una forma de modular el bajón que se produce después de tomar drogas estimulantes, como la cocaína. Este tipo de uso de sedantes puede provocar una adicción a los sedantes además de una adicción a los estimulantes, lo que puede complicar el tratamiento.
La abstinencia de sedantes puede incluir antojos de la droga, ansiedad, nerviosismo, temblores, insomnio, pesadillas, pérdida de apetito, taquicardia, respiración acelerada y aumento o caída de la presión arterial.
El tratamiento por abuso de sedantes debe administrarse bajo la supervisión de un profesional médico debido al riesgo de convulsiones u otros efectos graves cuando el cuerpo se ve privado repentinamente de la droga. El tratamiento suele consistir en suspender gradualmente el consumo de drogas de forma controlada para que los síntomas de abstinencia no se vuelvan peligrosos. El paciente recibe simultáneamente asesoramiento en un entorno hospitalario o ambulatorio, además de someterse a una desintoxicación gradual.