Colin M. Shapiro, Arina Bingeliene, Rosalia Yoon y Azmeh Shahid
Introducción: La falta de sueño es una de las principales causas de accidentes de tráfico y puede afectar al cerebro humano tanto como el alcohol. Se ha estimado que entre el 16% y el 60% de todos los accidentes de tráfico son causados por problemas relacionados con el sueño. Los adolescentes y los adultos jóvenes se quejan con frecuencia de síntomas de trastornos del sueño y sufren de privación crónica del sueño. No hay evidencia en la literatura existente sobre el impacto de las alteraciones del sueño en la función de conducción de los conductores jóvenes y novatos en comparación con la de los adultos jóvenes.
Materiales y métodos: Este estudio es un estudio de cohorte prospectivo de dos grupos de sujetos: adultos jóvenes con experiencia de conducción de menos de 36 meses y adultos jóvenes con experiencia de conducción de más de 36 meses. Cada sujeto sirvió como su propio control. Los sujetos inscritos tienen entre 16 y 26 años, son diestros y tienen visión normal o corregida. Se excluyeron los participantes con una condición de salud crónica o aguda en curso que pudiera afectar los resultados del estudio. Los procedimientos del estudio utilizados fueron: polisomnografía, prueba de latencia múltiple del sueño y prueba de simulador de conducción.
Resultados: El MANCOVA de medidas repetidas reveló que la experiencia de conducción, la somnolencia objetiva (medida mediante la Prueba de Latencia Múltiple del Sueño (MSLT)), la interacción entre la experiencia de conducción y los síntomas depresivos (medidos mediante la Escala de Depresión Revisada del Centro de Estudios Epidemiológicos (CESD-R)) y la interacción entre los síntomas depresivos y la somnolencia objetiva tuvieron efectos estadísticamente significativos en el desempeño al conducir.
Conclusión: Inesperadamente, los conductores con más experiencia cometieron más errores de conducción y fueron responsables de un mayor número de accidentes. El estado de ánimo y la falta de sueño constante surgieron como dos factores clave que afectaron el rendimiento al volante más que el nivel de experiencia. Esto puede representar el impacto de un estilo de vida postsecundario menos regulado, en comparación con un horario escolar más estructurado. Los hallazgos del estudio ayudan a confirmar que los deterioros funcionales relacionados con la somnolencia observados previamente en poblaciones de estudio adultas también se replican en adolescentes y adultos jóvenes.