Mokshitha Adamala*
En el campo académico del sueño existe un consenso casi generalizado en cuanto a que existe una especie de continuidad entre la vida cotidiana y la vida onírica. Esto implica que los acontecimientos del día entran en nuestras fantasías y, lo que es más importante, que el sentimiento que se genera constantemente se refleja en nuestras fantasías al anochecer.