Keaton Jones, Taiwo Ngwa, Mustapha El-Halabi, Benjamin Bick, Kunal Dalal y Nabil Fayad
Resumen Antecedentes: Los pacientes con enfermedad hepática crónica tienen un mayor riesgo de morbilidad y mortalidad después de infecciones superpuestas por el virus de la hepatitis A o B. Históricamente, los proveedores han realizado un trabajo deficiente al abordar la inmunidad contra las hepatitis A y B.
Objetivo: Examinamos la inmunidad contra la hepatitis A y B en pacientes cirróticos en nuestra clínica de becarios de gastroenterología y evaluamos cómo los avisos de registros médicos electrónicos podrían mejorar las prácticas de vacunación.
Métodos: Se extrajeron manualmente los datos clínicos de todos los pacientes cirróticos atendidos durante los períodos previos y posteriores a la intervención en dos centros de atención continua, para examinar la frecuencia con la que los proveedores abordaban el estado de vacunación y solicitaban vacunas o serologías de anticuerpos. Se entregó a todos los proveedores un folleto con las recomendaciones de las directrices actuales y una plantilla electrónica para el manejo de la cirrosis como intervención entre los dos períodos del estudio. Se realizó un análisis estadístico comparando los datos previos y posteriores a la intervención.
Resultados: Antes de la intervención, los anticuerpos protectores contra los virus de la hepatitis A y B solo estaban presentes en el 43% y el 19% de los pacientes en el sitio uno y en el 19% y el 25% en el sitio dos, respectivamente. Los datos demográficos de los pacientes antes y después de la intervención no fueron significativamente diferentes. Los pacientes atendidos después de la intervención tenían un estado de vacunación contra la hepatitis A y B abordado de manera más consistente por los proveedores, y se les solicitaron vacunas o serologías de anticuerpos con una frecuencia significativamente mayor.
Conclusión: Existen deficiencias graves a la hora de garantizar que los pacientes con cirrosis sean vacunados contra los virus de la hepatitis A y B. Los folletos y las plantillas específicas de cada enfermedad en el registro médico pueden ayudar a garantizar que los proveedores aborden el estado de vacunación para mejorar la atención al paciente.