La inmunosupresión implica un acto que reduce la activación o eficacia del sistema inmunológico. Algunas partes del sistema inmunológico tienen efectos inmunosupresores en otras partes del sistema inmunológico, y la inmunosupresión puede ocurrir como una reacción adversa al tratamiento de otras afecciones. La inmunosupresión eficaz en los trasplantes se basa en evitar que el sistema inmunológico rechace el aloinjerto y al mismo tiempo preservar el control inmunológico de la infección y la neoplasia. Los regímenes inmunosupresores incluyen inhibidores de la calcineurina, antimetabolitos, inhibidores de mTOR, esteroides y terapias basadas en anticuerpos. Estos agentes se dirigen a diferentes sitios en la cascada de activación de las células T, generalmente inhibiendo la activación de las células T o mediante el agotamiento de las células T. Se utilizan como terapia de inducción en el período perioperatorio y posoperatorio inmediato, como medicamentos de mantenimiento a largo plazo para preservar la función del injerto y como terapia de rescate para el rechazo agudo en receptores de trasplantes de hígado. Las consecuencias a largo plazo y los efectos secundarios de la inmunosupresión causan más morbilidad y mortalidad en los pacientes que la asociada con el rechazo agudo.