Las complicaciones de un trasplante de hígado pueden incluir rechazo, un mayor riesgo de infección, falla del injerto, afecciones biliares y un mayor riesgo de desarrollar ciertas afecciones, incluidos algunos tipos de cáncer. Hasta en una de cada tres personas, el sistema inmunológico ataca al nuevo hígado e impide que funcione correctamente. Esto se conoce como rechazo y suele ocurrir en las semanas o meses posteriores al trasplante. El rechazo puede ocurrir sin causar ningún síntoma específico, aunque los posibles signos pueden incluir: temperatura alta (fiebre), vómitos, diarrea, falta de energía, dolor abdominal (barriga), piel amarilla y coloración amarillenta de la parte blanca de los ojos (ictericia). heces pálidas, orina oscura y picazón en la piel.