Jianting Li, Yang Liu, Qiang Jiang, Lulu Wang, Rui Shi, Xiaoxia Ma, Lin Ding y Shuguang Pang
La prevalencia de la diabetes mellitus tipo 2 (DM2), que se caracteriza por un aumento de la concentración de glucosa en sangre, resistencia a la insulina y disfunción de las células beta pancreáticas, ha alcanzado proporciones epidémicas en todo el mundo y representa una amenaza importante para los sistemas de salud pública mundiales [1]. Sobre la base de la evidencia clínica disponible, la metformina se ha afirmado como la terapia de primera línea para pacientes con DM2 [2]. Aunque se han propuesto algunos mecanismos fisiopatológicos para explicar estos efectos clínicos beneficiosos de la metformina, los mecanismos de acción detallados de la metformina aún no se comprenden por completo, especialmente su relación con los ácidos biliares.